La importancia de estar conectados compartiendo información en todo momento es vital actualmente, conocer cómo viaja nuestra información: emisor-receptor, es aún más importante, sobre todo cuando la data no llega directamente. Y no es que hubiesen filtros, los hay siempre, solo que existe un gran hermano que trabaja 24/7 todo el año, más allá de sus fallos de vez en cuando, lo que cambiará pronto con la evolución de la Web, como la conocemos actualmente.
La manera más simple de describir a la Web 1.0, es refiriéndonos a ella como una calle de una sola vía donde la data son los autos que van hacia una sola dirección, no hay respuesta.
Ya para el presente milenio, la Web 2.0 se volvió una herramienta colaborativa que permite realizar intercambio de información y no solo un espacio para leer contenido, lo cual descentraliza la comunicación y la forma como interactuamos sin importar dónde estuviéramos.
Teniendo en cuenta las dos tipos de Webs y la diferencia sustancial entre ellos, hay un aspecto fundamental en el que coinciden ambos, que es la centralización de la información, pues si bien hubo una revolución en la forma como interactuamos, toda la información que compartimos en Facebook, Instagram y WhatsApp viaja a los servidores de la empresa Meta, se procesan y después llegan al destino final.
Para que se logre realizar la Web 3.0, se quiere tomar los principios del sistema Blockchain o cadena de bloques, que es un sistema de transferencia de datos que viaja a través de múltiples nodos o servidores independientes (cualquier computadora con el software apropiado), que registran y validan la información cuando sale de un nodo e ingresa a otro sin intermediarios (a modo de libro contable de ingresos y egresos). Esta información se quedará en la red sin que pueda tener algún tipo de alteración. Es inmutable e infalible. Este mismo principio que ahora funciona con las cryptomonedas, se pretende usar para la nueva Web 3.0.
Protocolos como el BitTorrent donde se transfieren miles de datos, nos pueden dar una idea de cómo será, muchos nodos o computadoras que tienen una copia del archivo y están en cualquier parte del mundo extrayendo esa información y lo mismo pasa con el resto de archivos hasta que se concreta la descarga o transición del file.
Claramente la solución es mucho más compleja y técnica, pero el ejemplo anterior nos da una idea de cómo podría ser un servidor descentralizado y cómo es que si un nodo deja de funcionar, están todos los demás para no cortar las transferencia de información, como cuando pasa algún problema con los servidores, que es lo que ha sucedido varias veces con la caída de WhatsApp, Facebook o Instagram, por ejemplo.
Sin duda la próxima generación de Web tendrá los filtros suficientes como para proteger nuestra información personal, lo cual no impide que uno mismo permita que accedan a ella determinadas empresas con la finalidad de monetizar la información y no como ahora, que las multinacionales hurgan en nuestros datos para ofrecerlas a sus clientes a fin de vender publicidad. Esto cambiará.
Son innumerables las preguntas que surgirán mientras se termina de definir la Web 3.0, de momento, estamos tan acostumbrados a la Web 2.0 que replantear el escenario podría generar una revolución en sí misma para comunicar de qué trata, cuáles son los beneficios, cómo se usa y claro, qué riesgos conlleva si no la sabemos usar correctamente.
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Last modified: Diciembre 19, 2022